La Orquesta Sinfónica del Aljarafe ofreció tres conciertos de Cuaresma, organizados por la Fundación Cajasol
En las semanas precedentes a Semana Santa, es ya tradición más que asentada en nuestra tierra la celebración de numerosos conciertos que anuncian la llegada de tan intensos días. Es por ello que nuestras capitales ebullen pasión y devoción, también por la música sacra y procesional. En esta temporada, la Orquesta Sinfónica del Aljarafe ha vuelto a sonar en estos márgenes. Con estas memorias, queremos resumir nuestra participación en los conciertos organizados por la Fundación Cajasol con motivo de los actos culturales del ciclo “Tramos de Cuaresma”.
Concierto de marchas procesionales, 31 de marzo en la Catedral de Cádiz
Por primera vez, la OSA tocaba en la Catedral de Cádiz, y el recibimiento fue sobrecogedor. El público quedó maravillado con un repertorio de marchas procesionales que viajó desde los clásicos como Amarguras o Soleá dame la mano hasta más actuales como las de los maestros Manuel Marvizón o Pedro Vicedo. El alcalareño Jesús Navarro puso voz a las impresionantes saetas que resonaron entre las columnas de tan imponente catedral.
Concierto Requiem de Mozart, 1 de abril en el Patio de la Fundación Cajasol (Sevilla)
Una vez más, y como ya viene haciendo desde hace años, la OSA interpretaba un Requiem. De nuevo junto a la Coral Ángel de Urcelay y los solistas Bruna de Castro, Mercedes López, Vicente Bujalance y David Lagares bajo la dirección del maestro Pedro Vázquez Marín- y como ya hacían el 11 de febrero en la Iglesia de la Anunciación- sonó el más conocido de entre todos los réquiems, el que W.A.Mozart dejó incompleto debido a su prematura muerte.
Concierto de marchas procesionales, 7 de abril en el Patio de la Fundación Cajasol (Sevilla)
Cerraba este ciclo de eventos “Tramos de Cuaresma” organizado por la Fundación Cajasol el concierto con repertorio ya interpretado en la Catedral de Cádiz, que el público sevillano agotó horas más tarde de salir las invitaciones a disposición. De nuevo la OSA hizo gala de su versatilidad y su buen hacer y mostró de la mano del director Pedro Vázquez, una visión personal y aclamada de la música procesional, llevada al sinfonismo en todos sus planos, explotando la riqueza tímbrica, de matices, y de cambios de tempo que la orquesta sinfónica puede ofrecer a diferencia de una banda sinfónica.
